sábado, 26 de febrero de 2011

Este no es el camino

Empatar en el Molinón a cero es lo mejor que pudo hacer el Real Zaragoza en otro partido disparatado y sin remate. Las dos acciones de Doblas en la primera parte y el balón que sacó bajo los palos Gabi significaron que la portería se mantuviera a cero y que los de Aguirre sumaran un punto en su casillero. Algo insuficiente a estas alturas de la competición y que demostró que, en estos momentos, los blanquillos están por debajo de los asturianos. El Sporting de Preciado sabía a lo que jugaba y aún debe estar dándose de cabezazos por no haber ganado el partido.

Si en los primeros cuarenta y cinco minutos el encuentro estuvo equilibrado, eso sí, sin ningún acierto en el remate, la incorporación de Uche y Braulio terminó por descomponer a un Real Zaragoza que se rompió y le entregó el dominio del balón a los gijoneses. El equipo naufragó hasta que tuvo que introducir Aguirre a Jorge López para intentar normalizar un choque que cada vez tenía más color rojiblanco.

El acoso del Sporting fue cada vez mayor y los últimos minutos fueron de aplastamiento, donde el equipo se convirtió en un frontón sin mayor concepto futbolístico que el de terminar amarrando el empate. Algo tan pobre como triste, porque verse arrastrado a esta situación desanima a la afición, que ya está rumiando un posible descenso sin que exista esperanza para una plantilla tan limitada como desgastada.

La imagen ofrecida en Gijón fue la de la desesperación, estar en manos de los demás, ajustarse a una salvación que cada día es más lejana e imposible. Hay que ganar por lo menos cinco de los seis partidos en casa y con esta moral y escasísimas fuerzas, parece una misión prácticamente imposible.

domingo, 20 de febrero de 2011

Estoy hasta el gorro

Esa frase es histórica y la dijo Alfonso Soláns en un difícil momento del Real Zaragoza. Terminó con un descenso hace nueve años y la hago mía, no por la actitud arbitral, sino por la trayectoria última del club aragonés en estos tres últimos partidos. Había que ganar los tres encuentros para fortalecernos ante un calendario que se va a convertir en imposible a partir de ahora. Estoy tremendamente desilusionado con una plantilla que hizo lo más difícil en enero y que ahora ha vuelto a las andadas. Perder dos puntos ante el Racing fue imperdonable y el fraude de la semana pasada, intolerable como ya dije. Y predije una derrota ante el Atlético porque su pólvora, mojada hasta ahora, tenía una potencia inusitada ante una defensa irregular como la zaragocista, empeñada en recibir goles como los del Kun el sábado por la noche.

Aguirre fue desnudado por Quique Sánchez Flores y en la primera media hora nos dieron un baile de cuidado, por culpa de un sistema novedoso condenado al fracaso desde el principio. Vi la goleada en el casillero zaragocista hasta en cinco ocasiones, pero Leo Franco estuvo formidable y atajó remates inverosímiles. Poner juntos a Sinama y a Braulio, dejar a éste tirado en una banda, mantener a Boutahar perdido en la otra y situar un trivote estéril en el centro del campo, fue un regalo para los colchoneros.

La salida de Bertolo le dio otro aire al equipo que mejoró ante el caos del Atlético de Madrid pero cuando más cerca estuvimos del gol, llegó Agüero y nos destrozó con un contragolpe letal. Luego, nadar para morir en la orilla y dos balones al larguero en el estertor de un moribundo que parece revivir mientras el corazón le estalla.

Dilapidar con la intolerable actitud de la semana pasada tres puntos en Alicante nos han llevado otra vez al horror del abismo, a pensar en que casi todo está perdido, mientras en el Molinón afilan sus uñas los asturianos para darnos el zarpazo definitivo y dejarnos a merced de una Segunda División que otra vez vuelve a sonar con más fuerza en un Real Zaragoza a la intemperie y hundido en sus propios errores, en su limitada capacidad ofensiva, en su tremendo trauma de seguir bajo la presidencia de Agapito.

domingo, 13 de febrero de 2011

Una ofensa intolerable

Desde el partido disputado en Cornellá no estaba tan molesto con la plantilla del Real Zaragoza. Bajaron los brazos tras encajar el primer gol y fueron devorados por un Español mucho mejor que el débil Real Zaragoza que entra y sale del descenso por deméritos propios. Aunque no acepto una justificación válida por el ridículo hecho en el campo de los periquitos, la derrota en Alicante me parece mucho peor. Bochornosa incluso. Porque se ha dilapidado una ventaja conseguida con fortuna nada más comenzar el partido, no se ha sabido gestionar el tanto y al final se ha caído con estrépito.

Aguirre estuvo horrible con los cambios y perjudicó a un Zaragoza tan cobarde y timorato que un equipo hundido como el Hércules, con dos remates ante Leo Franco producto de una falta de intensidad imperdonable, fue capaz de remontar el partido. Y superar en la tabla al equipo aragonés, y mejorar el golaveraje, y volvernos a aplastar en los límites del descenso.

¿A qué jugamos? ¿Sólo nos estimulamos cuando estamos con el agua al cuello? ¿Qué puñetero cachondeo es este? Menos el Almería y Osasuna, los demás han demostrado un par de cojones y han resuelto mejor o peor sus partidos. Otra vez en los linderos del fracaso, con el calendario que se nos viene encima.

Lo de ayer es una estafa para la afición blanquilla que, por unas causas o por otras, está más cerca de la náusea existencial con este Real Zaragoza de pacotilla que de ver abiertos los cielos de la permanencia. Que, objetivamente, ya es una pena luchar para no descender y arrastrarse como condenados en la prisión de los vulgares.

Como diría Soláns, "estoy hasta el gorro" de tanta tontería.

sábado, 5 de febrero de 2011

Me parece insuficiente

Es posible que la formidable tarde que acogió el partido, que la ausencia del cierzo que nos ha castigado los últimos días y la sensación de que todo puede cambiar en el Real Zaragoza, nos hiciera acudir con menos presión y un mayor optimismo a la Romareda. Y que el empate lo recibiéramos con cierta satisfacción porque se produjo después de un gran gol tras el desajuste defensivo del principio. Pero no es menos cierto que estamos algo peor ahora que antes de jugar ante el Racing, que nos supera en el golaveraje y al que no hemos podido ganar esta temporada.

El 1-1 no es suficiente y no podemos perder las oportunidades que nos brinda la competición en la Romareda. Los errores de Sinama ante el meta cántabro fueron increíbles y demuestran que es un futbolista sin pegada; solamente tiene un par de jugadas y su acierto es muy bajo para la necesidad goleadora de los blanquillos. Braulio es muy majo y trabaja mucho, pero tampoco ve puerta y Lafita jamás ha sido un delantero, lo que certificó en el minuto de aumento del partido en su mejor ocasión ante el meta del Racing.

La grada esta vez olvidó a Agapito que podría ser pronto historia. Y la gente le quiere fuera cuanto antes, pero tampoco desea gastar un solo minuto de su vida en indicarle que su crédito hace tiempo que se agotó, y lo que tiene que hacer es dejar de poner inconvenientes a la compra del club y olvidarse de sentimientos mesiánicos. Pero, ante todo, hay que seguir ganando porque si se pierde en Alicante el domingo se volvería, seguramente, a abrazar el descenso y ahora cada vez queda menos tiempo y el calendario se va a complicar muchísimo.

Hemos perdido dos puntos y ante un adversario de nuestra Liga. Un tropiezo del que podríamos acordarnos al término de una competición donde el sufrimiento será nuestro compañero fiel hasta el final.