domingo, 29 de noviembre de 2009

De cabeza a Segunda

Casi nadie lo quiere decir pero muchos lo pensamos. Y yo ya estoy hasta el gorro (como diría Alfonso Soláns) de ser políticamente correcto. Quienes me siguen admitirán que he advertido desde la pretemporada de lo que iba a ocurrir y que mis terrores nocturnos soñando con nuestras visitas al Camp Nou y el Santiago Bernebéu, tienen su base científica. De momento, la mayor goleada en los más de doscientos partidos jugados hasta ahora en la Liga, la ha sufrido el Real Zaragoza en Barcelona.

Lo de esta tarde en la Romareda es un insulto al zaragocismo. Osasuna ha bailado al Real Zaragoza que ha salido sin intensidad al terreno de juego y ha recibido tres bofetones de los navarros en los primeros quince minutos que no han sido gol de milagro. Mucho mejor plantados sobre el terreno de juego, han marcado el gol y han dormido el partido. Cualquiera de sus futbolistas era mejor que los nuestros; por lo menos, le han echado más garra y contundencia que los blanquillos, sin esquema, ni dirección de juego ni capacidad ofensiva.

Abandonar a su suerte a Lafita como único delantero es ua temeridad y aunque se ha fabricado dos o tres ocasiones, no es suficiente para ganarle a un equipo de Primera División. Si esta es nuestra Liga, estamos arreglados, amigos. Aquí han ganado Osasuna y Valladolid y ha puntuado el Racing de Santander. ¿De dónde sacaremos nosotros los puntos?

La fragilidad de esta plantilla es preocupante y lo malo es que no hay soluciones. Vamos de cabeza a Segunda, con unos números lamentables que evidencian una enfermedad incurable y que cada vez va a mermar nuestra moral, casi agotada por culpa de tantos fracasos.

Esta vez la responsabilidad no la podemos achacar al jardinero, y aunque el árbitro ha estado horrible, no podemos escudarnos es una supuesta persecución de los colegiados porque es una estupidez intolerable. La gente está desanimada, silba pero casi para entrar en calor porque ya comienzan a "pasar" los aficionados de un club sin pies ni cabeza. Y cuyos dirigentes notan ya en sus carnes el desprecio de los seguidores blanquillos que apenas tienen fuerza ni para protestar.

El Real Zaragoza ha perdido el crédito que tenía, muy poco ciertamente, pero ya es uno de los típicos equipos ascensores que ha dejado de tener opciones de gloria para arrastrarse por las cloacas y llorar las pasadas épocas de gloria mientras se ahoga entre la inmundicia.

lunes, 23 de noviembre de 2009

No le ganamos a nadie

Ya no se trata de una opinión, no es algo subjetivo. La realidad supera la ficción y el pésimo balance de la temporada empeora una década terrible fuera de la Romareda. No le ganamos a nadie, no jugamos un pimiento y solamente miramos hacia el marco contrario cuando la necesidad aprieta.

Lo malo es que nos vamos acostumbrando a tan escaso equipaje y nos parece bien cualquier cosa. Incluso empatar en el campo del colista, con una grave crisis económica y deportiva, al margen de los continuos cánticos en contra del entrenador, más fuera que dentro.

Pero no aprovechamos el regalo del penalti (hasta entonces no habíamos disparado entre los tres palos y era el minuto 48 de partido) y damos un paso atrás, favoreciendo la reacción de un adversario que parecía muerto.

Y luego sale Marcelino desviando la atención con una historieta sobre el estado del terreno de juego y la incompetencia del jardinero; él conoce estas argucias y las emplea con éxito y con frecuencia, culpando a todo el mundo del mal juego de su equipo para evitarle tensión añadida a sus jugadores.

Total, que tras una primera parte aburrida hasta el bostezo, en la segunda llegan los goles, las expulsiones, los salivazos, las escaramuzas en ambas áreas y las urgencias. Esta es nuestra liga, la del mal juego, la de las escasas ocasiones de gol, la de coquetear con las últimas posiciones de la tabla a la espera que haya tres equipos peores que nosotros.

Y así las cosas, nos visita el próximo fin de semana Osasuna, acuciado por los resultados adversos pero acostumbrados al barro y con un carácter superior para desenvolverse por las cloacas de la Liga.

sábado, 14 de noviembre de 2009

¡Manda huevos!

A lo largo de esta semana he escuchado, en las diferentes comparecencias de los jugadores en la sala de prensa, que la plantilla se sorprende por las críticas de los medios de comunicación. Babic dijo que se había jugado muy bien en Málaga y que solamente la mala suerte impidió un triunfo en la Rosaleda; además, dejó claro que no estaba de acuerdo con la actitud de la prensa sobre la eliminación de la Copa.

Parecido fue lo que dijo Paredes al día siguiente, que se mostraba ojiplático ante la actitud de quienes comentamos la actualidad del Real Zaragoza. Manifestó con sorna que si ganan los dos próximos partidos, hablaríamos de la UEFA. Como si fuéramos estúpidos, o no conociéramos la realidad del club. Para empezar, primero tendrán que ganar y, si lo hacen, solamente estarán cumpliendo con su obligación.

¡Manda huevos! queridos amigos. Siempre tenemos la culpa los mismos, la afición porque no anima lo suficiente y los periodistas porque buscamos la desestabilización del club por las críticas. Pero no es culpable Agapito por llevar al club a donde está, con la mayor deuda de todos los tiempos y con una plantilla que su amplia nómina de técnicos no ha sabido hacer mejor. Y con un presidente que calla y traga, o un entrenador que busca una salida a esta pesadilla a través de su despido.

Gladiadores de lujo que no pelean, directivos de postín que se esconden en la cueva para no dar la cara ante una masa social que pide explicaciones y necesita que les cuenten la verdad. Millonarios venidos a menos que se escudan en un pasado glorioso para vivir un presente inapropiado para la historia de este club.

Y guardan un silencio cobarde, quizás porque su discurso no se lo crea nadie, o no les importe nada más que su negocio.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Eliminados por el colista

Para una vez que no nos meten un gol, dejamos de marcar nosotros. Se trata de otro mazazo más para la afición del Real Zaragoza, que sigue en su lenta depresión por las escasas muestras de actividad cerebral de su club. Hemos sido peados de la Copa del Rey por el farolillo rojo de la Liga, en una competición de Copa donde fuimos alguien y en la que ya no somos nada.

No me valen las excusas baratas de la mala suerte, de la implicación de los jugadores sin fortuna, del cansancio por jugar dos partidos en menos de cuarenta y ocho horas. Pamplinas, porque si realmente se quiere, se puede; a no ser que digan la verdad de una vez y reconozcan que con esta plantilla no se va ni a recados.

Da pena ver morir de esta manera a un club con una historia brillante, con una hinchada formidable y que se arrastra como un recién llegado sin pasado ni presente, y con un futuro que da miedo de pensarlo. Ya vale de tonterías, de intentar marear la perdiz para ganar tiempo. De silencios culpables.

Arruinados, sin patrimonio deportivo y con una larga Liga que salvar, se nos va a hacer muy larga esta temporada donde, en el mejor de los casos, pasaremos inadvertidos. Eso sí, goleados sin piedad por los grandes y con números que pasarán a la historia como los de los años oscuros de este club, entre los cuarenta y cincuenta del siglo pasado.

Otro año más sin Copa. Sin la emoción de las épicas noches en la Romareda donde se vapuleaba a los grandes y en las que el fútbol empapaba de calidad las gradas del estadio. Eso pertenece ya a otra época, en la que fuimos afortunados al ser testigos de una grandeza que ahora brilla por su ausencia.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Menos mal que sólo fueron tres

Otra salida a un campo de los llamados grandes, otra goleada. Era de esperar porque se trata de un equipo débil, sin carácter y que solamente aspira a la permanencia. Y en realidad, abandoné Mestalla con alivio porque López Vallejo detuvo cuatro o cinco balones de gol que hubieran supuesto una nueva derrota de escándalo lejos de la Romareda. Era de suponer y no hace falta ser un profeta para vaticinar una realidad que desde el comienzo de temporada es evidente.

La plantilla es insuficiente, sin futbolistas de referencia y con un sistema de juego válido para equipos aguerridos y acostumbrados a devaneos con los últimos puestos de la clasificación. Jugamos a lo que salga, sin convicción y con unas ganas tremendas de terminar sin encajar un castigo exagerado. Así es imposible lucir el tipo en una competición que no está hecha para nosotros, que nos viene grande y donde sólo podemos aspirar a eludir el descenso.

Marcelino es listo y en la rueda de prensa habló de la manía que le tiene Muñiz y que la expulsión fue un capricho del árbitro. Culpó de la derrota al gol concedido en supuesto fuera de juego de Villa y a los dos errores que tuvo la defensa en un par de minutos, protagonistas del 3-0 de la primera parte. Puede que no le falte razón, pero los fallos se pagan muy caros, sobre todo en la Primera División.

Menos mal que sólo fueron tres y que está la Copa por delante. A este paso, llegaremos a los ochenta goles encajados después de ser vapuleados dos veces por los cuatro grandes. Solamente queda el Bernabéu, donde una tarde inspirada de las estrellas del Real Madrid nos pueden volver a marcar siete, como hace veinte años. O más, si para entonces ha regresado Cristiano Ronaldo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

No es ni para "tirar cohetes", ni darse a la bebida

Ganar esta tarde en la Romareda era obligado. Había que hacer todo lo posible para sumar los tres puntos ante un adversario que va a estar luchando con nosotros para eludir el descenso. Como otros seis equipos, en una Liga donde solamente dos cantan mientras otros dos tocan las palmas. Por eso, hay que darle mérito al triunfo, pero no pensar en que la crisis ha acabado. Estamos a treinta y cinco puntos de la salvación y solamente llevamos once de veintisiete posibles, con solamente tres victorias, las tres en casa y contra adversarios asequibles.

Vamos, que ganarle al Almería del "macho" Hugo Sánchez está muy bien, pero no es ni para "tirar cohetes", ni para darse a la bebida. Los errores defensivos continúan convulsionando la zaga blanquilla, el centro del campo es insuficiente en la contención y en la creación de juego, y arriba marcamos goles, pero las pasamos canutas.

Es verdad que han mejorado algunos jugadores, como es el caso de Pulido, y que Lafita se ha convertido en la auténtica estrella del Real Zaragoza. Pero la fragilidad de Pennant es preocupante y seguimos sin puntas de referencia. Menos mal que en este equipo marcan casi todos, pero no podemos basar nuestro potencial ofensivo en las jugadas de estrategia, solamente en ellas.

Ahora solamente resta comenzar a puntuar fuera, a ofrecer una imagen diferente a la exhibida en Sevilla y Barcelona, y con mayor contundencia que en Madrid y Gijón. Es fundamental hacer algo más que esperar a la fortuna en Mestalla, salir a ver qué pasa y que el partido termine cuanto antes sin encajar una goleada.

La victoria de hoy es solamente el primer paso. Pero solamente eso, una tregua en una batalla que va a ser muy larga.