sábado, 27 de noviembre de 2010

Sin remedio

A mi no me sorprende nada lo que está ocurriendo. Ni me "está gustando nada" este Real Zaragoza. Lo dije durante la pretemporada y me reafirmo en mis palabras: no hay una plantilla suficiente para eludir el descenso o, por lo menos, para caminar con dignidad por la Primer División. En el mejor de los casos habrá suerte, ficharán a tres o cuatro futbolistas y habrá tres peores que nosotros pero la situación es tan agónica y lamentable como desde el comienzo de la Liga. Es verdad que el Villarreal es el tercer mejor equipo de la Liga pero hoy, si hubiera necesitado marcarnos siete goles, lo hubiera hecho.

Este Real Zaragoza no tiene remedio y cada vez se nota con mayor presencia el olor a descomposición de un cadáver que, si se mueve, es por los gusanos que devoran su cuerpo. La afición se ha marchado después del tercer gol de los levantinos y ya ni abuchean al presidente, que ha agotado casi todos sus cartuchos. Solamente le queda despedir a Herrera y Prieto, que pintan lo que "Pichorras en Pastriz" y que por vergüenza torera se tendrían que ir a su casa.

Me destroza el corazón ver cómo se arrastra un club de la categoría que tuvo el Real Zaragoza y cómo están dejando unos y otros que esta situación se prolongue en el tiempo sin hacer nada. Si se desciende la desaparición estaría servida, con casi toda seguridad, y comenzar desde la Tercera División no sería digno para una ciudad como la capital de Aragón.

Les pido a los dos grupos empresariales que parece están intentando mover la compra de la entidad que se den prisa, que aún hay tiempo. Todo cambiaría con un cambio de accionariado porque, con savia nueva, hasta los políticos echarían una mano para impedir que una catástrofe futbolística nos arrase.

martes, 23 de noviembre de 2010

Seguimos los últimos y con una sola victoria

El efecto Aguirre no funcionó, como era de esperar, y el Real Zaragoza estuvo muy cerca del naufragio en el Coliseum Alfonso Pérez. A estas alturas me vale de muy poco que los jugadores terminasen agotados porque su actuación sobre el césped volvió a ser deficiente. Aunque el árbitro se equivocó siempre en contra de los aragoneses y no estuvo acertado en sus principales decisiones, el Getafe fue mejor que el Real Zaragoza. Dispuso de seis claras ocasiones de gol para vapulear a los blanquillos que se marcharon con un penalty no señalado sobre Lafita, el acierto de Bertolo tras la "cagada" de Codina y un disparo de Sinama Pongolle, que cada vez es peor y mira que ya era malo cuando llegó. Si un delantero no marca, lo mínimo que se le puede pedir es que no cometa una falta máxima que perjudique a su equipo.

En el primer tiempo nos dieron un meneo colosal y eso que no jugaron bien los de Míchel. Y en la segunda parte, una salida tímida, apocada y cobardica de los jugadores permitió un chorreo sobre el área de Leo Franco que se las vio y se las deseó para aguantar la avalancha azulona. Poste, penalty y gol. Y a sufrir, como siempre.

Luego estuvo Teixeira que se empeño en expulsar a Ponzio y que mostraba un rostro completamente desencajado, impropio de un juez que tiene mucho que ver en el resultado final de un partido. Y eso que el Real Zaragoza no mereció ni el empate porque todo el juego lo hizo, a trancas y barrancas, un Getafe que desaprovechó una magnífica ocasión para hacernos una manita.

El sábado habrá que salir a morir a la Romareda, sin excusas, sin miramientos al adversario por muy superiro que sea. Porque seguimos los últimos, con una sola victoria, hundidos en la tabla como nunca antes había pasado.

jueves, 18 de noviembre de 2010

La historia interminable

Agapito devora entrenadores. Cuando dijo el domingo por la noche que Gay seguiría hasta Getafe, la mayoría fruncimos el ceño y no nos lo creímos. Tanta ratificación termina en cese fulminante y Gay no gozaba de la confianza del presidente desde que llegó al banquillo zaragocista. Era un entrenador provisional y solamente la negativa de diferentes entrenadores por motivos económicos permitió el asentamiento de Aurelio como primer entrenador. Llamó a Nayim y el carisma del inolvidable ex futbolista blanquillo nos cautivó a todos porque le dio al vestuario la frescura, sinceridad y carácter que le faltaba.

Se consiguió la permanencia y se volvió a dudar de Gay. Otra vez se mantuvo al frente del club porque nadie quiso venir sin asegurarse el cobro ni fichar futbolistas. El madrileño tragó con una plantilla limitada y descompensada y fracasó a la hora de rentabilizar sus efectivos. Estaba sentenciado desde el 3-5 de Málaga y aguantó hasta que anoche Aguirre dijo "sí" a las condiciones de Agapito que le convenció para arriesgar su prestigio en su regreso a la Liga española.

Aguirre me parece un entrenador experimentado, enérgico y de gran valía. Conoce la Liga española y sabe lo que es ser cesado de un club grande y peculiar, como el Atlértico de Madrid. Jugará sus bazas y ganará o perderá la apuesta con su criterio, sin que nadie le influya. Es una gran oportunidad para el ex seleccionador mexicano que necesita volver al circuito y qué mejor que en la compeición española.

Para este viaje, en cualquier caso, no necesitábamos alforjas. Lo mejor hubiera sido ficharlo después del Mundial y diseñar una plantilla de garantías. Es la historia interminale, una huída adelante de Agapito que dejará los cadáveres necesarios por el camino antes de asumir que el principal culpable del desastre zaragocista es él mismo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Lógico, por otra parte

El Sevilla tiene mejor plantilla que el Real Zaragoza y una trayectoria diferente a la del club aragonés el último lustro. Manzano es un técnico más experimentado que Gay y los andaluces tenían una tendencia mucho más favorable que los maños, ya que habían ganado con solvencia al Valencia y arrollaron a su rival en la Copa. Los blanquillos venían de una agónica victoria frente al Mallorca, con un penalty en el minuto 95, y fueron arrojados de la Copa por un segunda el miércoles. Con estos precedentes y la misterioso lesión de Contini que al final jugó, la bronca en el vestuario después del partido de Copa y las palabras de Edmilson contra la táctica empleada por el entrenador, lo normal era que ganase el Sevilla.

La derrota fue especialmente dañina porque se produjo con un hombre más y cuando se habían levantado expectativas de empatar. Como siempre, cuando se dejó la defensa de cinco y se rompió el partido, dejando que el escaso talento de los futbolistas del Real Zaragoza. Bertolo la emprendía con un aficionado, Nayim se descamisaba y Gay veía con impotencia una derrota más, la sexta en once partidos que le devuelve al farolillo rojo. Está superado por los acontecimientos, inmerso en la paradoja de un servilismo atroz en favor de quien le dio la oportunidad de entrenar en Primera pero que no confía en él y le mantiene porque es barato y un cabeza de turco excepcional para cuando necesite entregarle a la afición.

Es una lástima pero mis predicciones antes de comenzar la temporada se han cumplido. La plantilla es limitada y está descompensada, el entrenador no aguanta la presión y se refugia en una burbuja de optimismo en la que no cree ni él y el presidente vive en otro mundo. En el suyo, en el de las supuestas promesas incumplidas y en el de la soledad más absoluta. No tiene a nadie a su lado y cada vez se vuelve más "mesías", con la convicción en que él solucionará la crisis con un plan que no tiene ni pies ni cabeza.

Y mientras tanto, la afición sufre el sentimiento de abandono más profundo y quiere dejar de sufrir. Por eso está entregada ante el desastre y ya no le importa estar sumida en el abismo más profundo. Tantos golpes le han hecho casi insensible al castigo y espera que esto pase. Pero la agonía será lenta e implacable. A no ser que empiecen a cambiar las cosas de verdad y alguien nos eche una mano para salir de las profundidades abisales. Porque, por nosotros mismos, será imposible un nuevo milagro.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El cuento de la lechera

Gay estaba eufórico el domingo después del triunfo ante el Mallorca y se permitió licencias propias de un profesional en formación y con demasiada tensión acumulada. Daba la impresión que los males del Real Zaragoza procedían de los medios de comunicación, acusaciones que ya Agapito y Prieto habían expresado anteriormente para eludir los abucheos de la afición blanquilla sin éxito. Aurelio, crecido por la borrachera de la victoria ante los baleares, pensaba que ganarle al Mallorca iba a llevar implícito el éxito en la Copa y posteriormente la definitiva resurrección contra el Sevilla.

Pero, como en el cuento de la lechera, el contenido del cuenco se derramó hasta la última gota dejando empobrecida a la muchacha. El Real Zaragoza hizo el ridículo ante un Segunda que pudo haber goleado a los maños a la contra. El propio técnico reconoció la inferioridad de los aragoneses ante el equipo de Pepe Mel y asumió los errores infantiles de un equipo que se entrega hasta la extenuación pero que no tiene gol y puede perder ante cualquiera.

La Romareda es un cachondeo y nos saquean conjuntos que antaño mordían el polvo sin contestación posible. Nuestra tradición copera se ha esfumado, ya no somos nadie y todos nos pasan por encima sin reconocer nuestro glorioso pasado.

El equipo está fundido, Ánder se lesionó dejando evidencias de una ansiedad que limitan su calidad y la fragilidad defensiva solamente es comparable a la incapacidad en el ataque. Nada nuevo desde agosto y tan predecible como cierto. ¿Cómo afrontarán el choque ane el Sevilla? ¿Serán capaces de seguir luchando cuando tienen en su frente marcada la P de perdedores?

La única verdad es que han ganado un partido de diez, que son penúltimos y que han sido eliminados a las primeras de cambio por un Segunda. Lo demás son milongas que ya no engañan a nadie. Y yo estoy hasta los mismísimos de que me los toquen... que ya vale de cachondeo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Con derecho a disfrutar

Hacía varios meses que no cantaba un gol del Real Zaragoza con tanto entusiasmo. Pasaban más de cinco minutos del tiempo reglamentado y parecía que estábamos condenados de nuevo al empate, cuando una providencial mano dento del área balear significó la pena máxima que podía darle la vuelta al marcador. Todos los aficionados de la Romareda estaban convencidos de que Gabi no podía fallar y que por fin el triunfo se podía conseguir. Y con una sólida convicción, producto de su entrega sobe el terreno de juego, disparó con suavidad al lado contrario y marcó el tanto decisivo casi al mismo tiempo que el colegiado finalizaba el partido.

Esta vez la suerte sonrió al Real Zaragoza y el triunfo llegó por la heroica, con un formidable desgaste y una enorme dosis de entrega. Demasiada para una plantilla débil y limitada con un entrenador de circunstancias y una directiva que huye hacia adelante sin asumir sus errores y su falta de perspectiva. Resulta, en cualquier caso, patético que hayamos convertido un triunfo necesario en una victoria equiparable por el estallido del graderío a la mismísima permanencia o al título de una Copa del Rey. Algo muy triste para la trayectoria de un club como el Real Zaragoza, que se arrastra por los bajos fondos de una Liga cruel y con escasas alegrías. Por eso, tenemos derecho a disfrutar.