domingo, 27 de septiembre de 2009

Esto tiene otra pinta

La sensación que ofreció el equipo el domingo frente al Getafe mejoró las expectativas abiertas el jueves en Gijón. El Real Zaragoza fue superior al equipo de Michel y mereció la victoria, que fue tan amplia como justa. La Romareda disfrutó de muchos minutos de buen juego, con las líneas muy próximas y una capacidad estratégica letal. Sin duda, el mejor partido de la presente temporada y con una plantilla cuajada de bajas y sin apenas banquillo.

Abel Aguilar dio lo mejor de sí mismo, Ponzio disfrutó cabalgando sobre el terreno de juego, Arizmendi se volvió a vaciar y hasta la defensa estuvo segura, con Carrizo en su mejor versión bajo los palos. Hasta Ewerthon pareció con ganas, espectacular en su asistencia y con voluntad de reivindicarse ante sí mismo y el propio zaragocismo.

Es para mirar al futuro con optimismo, ya que la presencia de Lafita es inminente y jugadores como Pablo Amo estarán pronto en condiciones de volver. Desde ahora las cosas irán mejorando y Marcelino dispondrá de más posibilidades para hacer más sólido su fútbol.

Pero que no respiren con satisfacción los dirigentes del club, que acumulan errores por indecisión o falta de capacidad. Ellos no son en absoluto responsables de que el equipo haya tomado aire porque la culpa de la escasez de la plantilla, los tumbos durante los tres últimos años y el descenso, es responsabilidad de ellos. Y las ovaciones del público, no van en dirección al palco. El silencio rodea las poltronas y así seguirá hasta que reaccionen y comprendan que el fútbol es algo más que figurar y hacer negocio. Se trata de la ilusión de miles de personas a las que no se puede defraudar.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pues igual tampoco esta es nuestra Liga

Todos estábamos convencidos, y yo el primero, que podíamos vencerle al Valladolid en la Romareda. Un equipo que llevaba trece partidos consecutivos sin ganar, contra las once victorias seguidas en el estadio municipal del Real Zaragoza. Pero ni contra un candidato al descenso somos capaces de un triunfo, con una imagen de terrible fragilidad en la defensa y una escasa capacidad goleadora que da miedo.

Bueno, ahora ya todos somos conscientes de que saldremos goleados (como todo el mundo) de Madrid y Barcelona, que también nos darán "para el pelo" en cuatro o cinco estadios y que nos jugaremos los cuartos con el resto en horribles partidos de fútbol donde rivalizaremos en errores contra el resto de los equipos comparsa de este campeonato.

Lo de ayer contra el Valladolid fue vergonzoso. Los primeros minutos se convirtieron en el festival de la risa con situaciones defensivas que llevarían a la carcajada si no dieran pena. Es lamentable y bochornoso el espectáculo inverosímil que ofreció la zaga blanquilla, ofreciendo un carrusel de errores que no aprovechó el Valladolid de milagro para sonrojo de la afición zaragocista.

Y arriba hacemos menos daño que un león con guantes y zapatos de tacón, sin un delantero de referencia que pise el área contraria. A este paso no llegamos a los veinticinco goles a favor y rondaremos los cien en contra...

Pero lo peor es que la grada está harta y que no admite el menor fallo sin cabrearse. Los abucheos, los silbidos y los pañuelos, comienzan a ser frecuentes en la Romareda y eso que llevamos solamente tres jornadas. Ya vivimos en la duda, en el desánimo más brutal, en la convicción que esto no lo arregla nadie y que el infierno se ha instalado entre nosotros.

Una victoria en Gijón es necasaria, vital para que el estadio no se convierta el domingo en la peor pesadilla del Real Zaragoza y se desintegren antes del primer mes de competición, las ilusiones por un retorno a Primera que puede convertirse en un castigo implacable para el club.

No sé lo que harán los dueños de la entidad. Si yo fuera ellos, estaría muy preocupado y me pondría manos a la obra para intentar evitar un desastre de colosales dimensiones. Porque, además, la culpa de todo lo que está ocurriendo la tienen ellos.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Ya vale de tantas tonterías

Estoy harto de escuchar que los medios de comunicación tenemos que ayudar al equipo, que nuestras críticas tienen que ser más suaves y que debemos remar todos en la misma direccción. Ya vale de tantas tonterías y llamemos a las cosas por su nombre, que a la postre, es mucho más ético que poner paños calientes e intentar desviar la vista sin querer darnos cuenta de las cosas que ocurren.

El sábado el Real Zaragoza perdió por 4-1 en Sevilla y punto. Luis Fabiano y compañía nos metieron una goleada por su sitio y, además, tuvieron un par de ocasiones que terminaron en los postes. Que sí, que posiblemente el árbitro no nos echó una mano y se equivocó. Vale, que después del gol anulado a Arizmendi llegó el tercero, de hermosísima factura, de Perotti. Pero, al final, 4-1 y los números son tan contundentes como irrefutables.

La plantilla del Sevilla no tiene nada que ver con la del Real Zaragoza. Ves su alineación inicial y te estremeces, pero le echas un vistazo a su banquillo y te entran escalofríos. De diez veces que nos enfrentemos en su estadio al Sevilla, perderemos nueve y cinco, por goleada.

Pero eso ya se sabía en la pretemporada, cuando nos vimos las caras con el Numancia y el Getafe. También al final del mercado de verano, donde se hizo el ridículo la noche de marras. Y, por supuesto, cuando se venció por la mínima al Tenerife en el debut liguero de la Romareda.

Marcelino tiene una defensa frágil, sin recambios, con muchos problemas a la hora de acometer un partido sea quien sea el rival. Y, además, sin posibilidades de mejorar mucho la alineación titular porque el fondo de armario es de escasa veteranía en lides mayores.

No nos engañemos; que sí, que hubo un rato en que se jugó bien, que el Sevilla no aplastó al Real Zaragoza, que si no llegan a anular el gol de Arizmendi se habría jugado otro partido...

Pero al final, 4-1. Inapelable, inmutable, redondo para la historia. Y al que le parezca que exagero, lo siento mucho porque es lo que pienso y tengo derecho a expresar libremente mis ideas. Que ni soy una ONG ni me paga el club para dulcificar las derrotas. Todo lo que se ha hecho mal en la pretemporada está ya pasando factura. Y que habrá que animar al equipo en la Romareda el domingo frente al Valladolid. Pero no los periodistas, sino los aficionados, que tienen la obligación moral de apoyar a su equipo hasta el final.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El fútbol en blanco y negro

Corría el año 1971 cuando se puso de largo un acontecimiento futbolístico que se denominó Trofeo Ciudad de Zaragoza y que se llevó a cabo desde el Ayuntamiento para darle algo de oxígeno a una afición desencantada. El club había descendido de manera vergonzosa en última posición, con tan sólo tres victorias. Se trataba del equipo menos goleador y el que más tantos había recibido, en una caída libre que terminaba con una etapa tan gloriosa como irrepetible. Quedaban solamente dos de los "Magníficos", Santos y Villa, y el desastre de la directiva presidida por Alfonso Usón había desquiciado a la afición blanquilla.

Tenía yo doce años y recuerdo que mi padre me regaló el folleto conmemorativo con las fotografías del Colonia y del Anderletch, porque el Trofeo comenzó siendo triangular. El Zaragoza empató a 1 contra el equipo alemán y perdió 2-1 ante los belgas. Pero el Colonia le endosó un 4-1 al Anderlecht y se hizo con el título. Vi los tres partidos y disfruté con el sabor del fútbol europeo por primera vez en mi vida, consiguiendo los primeros autógrafos que aún conservo en una descolorida libreta.

Ahora, hace casi cuarenta años de aquello, me apena contemplar en qué ha terminado el ahora llamado Memorial Carlos Lapetra. Movido de fechas, reconvertido varias veces y presentado casi como un partido a traición, sin la hermosura de una presentación, ni la festividad de los Pilares, donde también estuvo instalado.

Será el primero que me pierda porque no tengo la más mínima intención de acudir a la Romareda. No quiero buscar fantasmas del pasado que me entristezcan y, como no estoy obligado a ir al campo porque no lo transmito, esperaré a ver y escuchar lo que cuentan de un partido que solamente pasará a la historia por mera estadística.

martes, 1 de septiembre de 2009

Una solemne tomadura de pelo

Ha sido una noche muy larga, donde parecía que se vislumbraba un foco de luz por donde el sol rompería las tinieblas. Pero la resolución, pasadas las 12, ha sido tan vacía como carente de sentido. Sólo uno de los seis jugadores "prescindibles" para el técnico ha encontrado salida en el mercado.

Para colmo, no han podido convencer a un cabreado Ewerthon de que se vaya y se paralizan todas las negociaciones de tal manera que no hay liquidez para comprar. Solamente se aportan 2,5 millones de euros para recomprar a Lafita que no era una prioridad para colmo. Y lo que es peor, se desata la tormenta con Lendoiro, que amenaza con recurrir a los tribunales mientras el canterano está inscrito provisionalmente a falta de resolver el expediente abierto por la Liga.

El Real Zaragoza han perdido la poca credibilidad que tenía ante su afición y afronta la temporada con un equipo débil e insuficiente como ha quedado demostrado durante el mes de agosto. Ha mareado tanto la perdiz que al final se ha quedado sin nada y el técnico ya ha advertido que la plantilla dista mucho de lo que le habían prometido.

En estos momentos me encuentro sorprendido, desorientado y presa de una gran preocupación por la escasa capacidad de gestión de los responsables deportivos del club. Espero que se expliquen de manera convincente y no le echen la culpa al mensajero, como siempre. La afición merece que les diga alguien lo que ha pasado y que su exposición sea convincente.