lunes, 25 de enero de 2010

Otra goleada para terminar la primera vuelta

Las sensaciones, lo llevo diciendo toda la temporada, son interpretaciones subjetivas de la realidad y que sirven para explicar, según el estado de ánimo en el que te encuentres, algo tan objetivo e impersonal como los números. Las cifras, en cualquier caso, no engañan y reflejan con justicia lo que ocurre en cualquier aspecto de la vida.

Terminamos la primera vuelta como la empezamos: con una goleada que es implacable pese a los sentimientos de los más optimistas que vieron en el arreón de la segunda parte en el Madrigal, signos de esperanza. Cuatro nos metieron en Sevilla y cuatro nos endosaron en Villarreal. Cuatro con Marcelino, cuatro con Gay. Cuatro con Pavón, cuatro con Jarosik, cuatro con Uche, cuatro con Suazo. Y así, hasta sumar los 41 goles en 19 partidos que significan ser el equipo más goleado en la Primera División en las doce últimas temporadas en el ecuador del campeonato.

Y seguimos penúltimos, cada vez más lejos de la permanencia, con errores lamentables en la zaga y con una falta de puntería terrible, sumando 3 victorias en la primera vuelta con unas cifras de descenso que, de seguir así, harían que el descenso se consumase un par de meses antes del final del campeonato.

Pasamos de negarnos a fichar a nadie antes del cierre del mercado de verano a un carrusel de cambios en enero. De la gran sequía a la gran remojada, con demasiadas urgencias y una ansiedad capaz de infartar a cualquiera. Incluso volver a pensar en Víctor Fernández o Víctor Muñoz, después del nuevo fracaso en la piscina del submarino amarillo. A este paso repescarán al final a Marcelino... ¡quién sabe, amigos!

domingo, 17 de enero de 2010

Instalados en la depresión

Sinceramente esperaba que el Real Zaragoza le ganase al Xerez. Ni por un momento pensaba en que se podía tropezar otra vez, que la Romareda iba a tomarse a cachondeo por el colista. ¡Vaya estadio! Es un chollo para cualquiera acudir al estadio municipal, escenario de grandes gestas zaragocistas y que hoy es un lugar sencillo para cualquiera. Esta visto que no le ganamos a nadie y que esta primera vuelta se ha convertido en una auténtica pesadilla, una película de terror con una pinta muy mala y donde parece que vaya a morir hasta el apuntador.

Agapito ha pensado que cargándose a Marcelino, prescindiendo de su consejo de administración y moviendo el mercado, todo iba a cambiar. Pero ni las reuniones con las peñas, los mensajes de móvil con los fichajes ni su "hoja deportiva", han evitado los gritos de unos aficionados que se han prolongado desde el final del partido hasta una hora después, en la calle, mientras salían los futbolistas bajo el insulto de "mercenarios". Poschner y compañía han salido por la puerta de atrás, con el cuello de abrigo tapándole la cara, con el paso rápido para evitar ser reconocidos.

José Aurelio Gay comienza a ser discutido por la afición. No ha sido el revulsivo necesario para darle otro aire al equipo y su sistema de juego quizás no sea el adecuado para los futbolistas que tiene. Se le discutieron los cambios de Suazo y Lafita con un rival disminuído y que demostró la vulgaridad de su juego. La gente piensa que es la prolongación de Agapito y que hace lo que le manda Poschner. No lo sé, no he hablado con él y, por supuesto, tampoco con el director general.
Pero lo cierto es que los jugadores del Real Zaragoza están instalados en la depresión y que Gay no ha demostrado ser un buen psicólogo.

domingo, 10 de enero de 2010

No hay signos de reacción

Se termina la primera vuelta y los números horrorizan al más optimista. Todos los movimientos de Agapito han terminado en un punto de nueve posibles, el cese de Marcelino, el abandono del presidente y el consejo de administración, la cesión de Eliseu y Suazo y otra derrota más fuera de casa. Nada hace pensar que el equipo de Gay sea capaz de levantar la cabeza; no hay signos de reacción y el equipo se hunde en el fango con unas estadísticas que invitan solamente a la resignación. Seguimos sin ganarle a nadie, perdiendo contra cualquiera y encajando goles de verbena. Porque los encajados en Cornellá-El Prat fueron otra vez ridículos, propios de un equipo de regional, regalos increíbles para un equipo que ya nos saca seis puntos. Sin jugar tampoco al fútbol ni ser más que nosotros, que es bien poco. Y menos el Tenerife y el Xerez, el único equipo peor que el nuestro, todos los demás reaccionan y dan señales de vida. Con empates, victorias, goles... algo que solamente se ve de cuando en cuando y, como ocurriese en el campo del Español, fuera en propia puerta.

Lo he dicho varias veces y lo vuelvo a repetir: este Real Zaragoza es el peor de los últimos cincuenta años, el más vulgar, el que tiene menos entidad y personalidad. Y prepárense para lo peor cuando los negros nubarrones de los números rojos sean todavía más inapelables y golpeen el bolsillo de los jugadores, a los que les ronda la mosca detrás de la oreja con los pagarés con los que les han pagado los últimos meses de ficha.

domingo, 3 de enero de 2010

Desgraciadamente, la actitud no es suficiente

José Aurelio Gay debe estar sumido en una profunda depresión. Tiene un equipo que no llega a la altura de las circunstancias para la permanencia, un cuerpo técnico que arropa al presidente-máximo accionista sin la credibilidad de la afición y trece puntos en el casillero.

La actitud no es suficiente, debe exigírsele a una plantilla profesional multimillonaria como punto de partido fundamental para el éxito. Que corran más, que se involucren en su propio estadio ante el zaragocismo, es algo que no puede cubrir las múltiples carencias del Real Zaragoza.

Agapito no cumplió su palabra al decir ante las peñas y un reducido puñado de periodistas que hacen de palmeros del dueño del Real Zaragoza, que traería refuerzos antes del partido frente al Deportivo. Fue incapaz de fichar a Víctor Muñoz y se desembarazó de su consejo de administración, cuyos miembros intentaron hasta el final que el sentido cumún prevaleciera en el club.

Ahora ya todo el mundo se ha quitado la careta. Y que cada palo aguante su vela porque ya no están Marcelino o Bandrés. No ha cambiado nada en este Real Zaragoza de Agapito, Poschner, Prieto y Herrera porque el anterior técnico ya no pintaba nada en el organigrama, el presidente apenas tenía más funciones que aguantar las protestas del público y el resto del consejo ya estaba harto de tragar sin que su voz se escuchase en el salón de actos del edificio donde se instalan las oficinas del club.

Hacen falta fichajes que corrijan el desastre de planificación, que doten de calidad al peor equipo de los últimos cincuenta años y que le salven de un descenso que, por ahora, es el final a una desastre de organización deportiva solamente comparable al fracaso económico de la sociedad.

Por eso, la actitud profesional sobre el terreno de juego es valorable, interesante, pero insuficiente. O se fichan cuatro futbolistas de nivel, o no hay nada que hacer más que seguir con el ridículo y la vergüenza de esta primera vuelta que todavía no ha concluido.