viernes, 8 de octubre de 2010

Una verdad y muchas dudas

Por mucho que uno intente “no hacer leña del árbol caído” es irremediable seguir hablando del presidente del Real Zaragoza pues, con sus declaraciones, parece que lo que busca exactamente es eso… que se hable de el y desgraciadamente no muy bien. Hasta ahora, la prensa en general y colaboradores varios, censurábamos el silencio por parte de Agapito y su junta directiva y una vez que se decide hablar, hubiera sido mejor que su boca permaneciera cerrada, ya que con las declaraciones que ha realizado ha abierto mucho más la herida sangrante de un club que agoniza sin solución. Iremos por partes:

1. “Judicializar” la compra del Real Zaragoza carece de todo sentido. Parece increíble que un hombre de negocios, curtido, con años de grandes beneficios, propietario de varias empresas y conocedor de las leyes comerciales, pueda a estas alturas querer denunciar promesas de palabra que, hasta un niño sabe, que de no estar rubricadas por ambas partes su valor es inexistente.

2. Me ratifico en asegurar, como ya lo hice en el comentario de la pasada semana, que cuando se firma la compra de cualquier tipo de negocio, automáticamente se adquiere toda la responsabilidad sobre el mismo y, todo aquello que no esté plasmado en el mencionado contrato de compra-venta, carece de validez. ¿Acaso tiene Agapito Iglesias firmado algún otro documento relacionado con el Real Zaragoza fuera del contrato de compra-venta que desconozca la afición y que de sacarlo a la luz publica alguien temblaría? Si esto es así, entonces si que es posible “judicializar” la compra, lo contrario no dejaría de ser una bravuconada o una amenaza solapada sin sentido.

3. La única verdad de toda esta desgraciada historia de compra-venta y nefasta gestión es en la que afirma que el precio del Real Zaragoza es de cero euros. Tan cierta es, que hoy por el Real Zaragoza nadie da un euro y menos si tiene que hacerse cargo de una deuda, sin auditar, de 110 millones de euros… 18.302.000.000 de las antiguas pesetas. Se dice pronto la cantidad y cuesta creer que en los tiempos que corren alguien tenga esta liquidez disponible para “jugar” a los negocios y menos aún para desprenderse altruistamente y partir de la ruina mas absoluta en la que hoy se encuentra el club.

4. Si realmente es cierto que Agapito Iglesias compró el club con 60 millones de euros de deuda y hoy está en 110, ¿Qué gestión ha realizado en el tiempo que es propietario del Real Zaragoza para gastar 50 millones de euros, haber pasado por segunda división y encontrarse ahora al borde de la desaparición? El mismo hace su propio autorretrato y demuestra con esta declaración no tener ni puñetera idea de lo que es un club de fútbol y lo fácil que es contratar a “amigos” que han “chupado” de su bolsillo para no aportar absolutamente nada.

5. Hablar de recalificaciones, proyecto del nuevo campo de fútbol, a modo de engaño o falsas promesas, con el ambiente que a día de hoy tenemos en nuestro país, a la afición y a quien escribe le trae recuerdos poco gratos de “negocios menos transparentes” que distan mucho de la compra de un club para hacerlo grande y con expectativas deportivas de gran alcance, en lugar llenar la caja fuerte con “pelotazos” que nada tiene que ver con el deporte.

6. Solicita el presidente, que se le deje trabajar en paz. En paz, trabajamos en todas las empresas y solamente existe guerra cuando el máximo responsable despilfarra sin conocimiento y públicamente su dinero y el patrimonio del club que preside. La paz se obtiene cuando las gestiones se realizan bien y cuando tus directivos y representantes hablan y gestionan con coherencia. De lo contrario, la prensa, simplemente expone, escribe y habla por lo que ve. Lo que hoy vemos todos, prensa y afición, es vulgaridad, ruina, nula gestión y a un máximo responsable que, con sus declaraciones, quiere “morir matando”.

7. No es cierto que nadie haya querido comprar el Real Zaragoza. El Real Zaragoza pudo ser comprado, pero la cantidad solicitada por parte de la S.A.D fue abusiva y totalmente fuera de mercado y de la realidad financiera, patrimonial y deportiva del club.

8. Existen ayudas más importantes que las del “vil metal” y esas se denominan de gestión y colaboración por personas que han demostrado su capacidad en los años de historia de este club, pero Agapito las ha rechazado y ha confiado en técnicos y personajes que desconocían la realidad de este histórico Real Zaragoza. Esas personas a las que me refiero no son ni zaragozanos ni aragoneses y difícilmente pueden conocer como palpita esta tierra nuestra que se llama Aragón.

9. Querer ahora responsabilizar a técnicos y demás personas de la situación actual, es, cuando menos, impropio de un empresario pues antes de fichar o contratar los servicios de un profesional, debería de haber analizado mucho mejor su currículum.

Doloroso, sin duda, es comprar la mayoría de las acciones de una S.A.D y ver cómo se devalúan día a día. También duele ver como tu proyecto alcanza una deuda impresionante, pero es mejor una retirada a tiempo, perdiendo parte de tu capital, que arruinarte por no querer dar paso a quien podría salvar a este club de una agonía tan cierta como la deuda que arrastra.

Como comprenderán los lectores de esta columna, existen argumentos suficientes como para escribir un libro tan gordo y “divertido” como el de “Petete”. Quiero decir con esto que la historia, desgraciadamente, continuará y este artículo es simplemente un capitulo de los muchos que faltan por escribir. Así lo quiere Agapito Iglesias.

El máximo responsable del Real Zaragoza ha demostrado, con sus declaraciones, que quiere que se siga hablando de él para bien o para mal, pero lo aconsejable sería que el accionista mayoritario del club, de una vez por todas, hiciera lo que tiene que hacer. Que judicialice, demande o diga toda la verdad, pero que lo haga lo más urgente posible pues, de lo contrario, cuando lo quiera hacer, nuestro Real Zaragoza, el de todos, no solo el del señor Iglesias, estará muerto y enterrado.