Abandono durante unos minutos mi retiro vacacional para asomarme a la ventana de la actualidad por el cariz que adquieren los acontecimientos en el Real Zaragoza. Ya sabía que tomarme unas vacaciones en la época más convulsa del zaragocismo de toda su historia, haría que mantuviera un gabinete de crisis informativo que me ha permitido estar en contacto con mis colaboradores y confidentes.
Al final, el consejo de administración del Real Zaragoza ha tomado la decisión de marcharse, dejar completamente solo al accionista mayoritario y abandonar un barco que se hunde. El pacto de silencio que existe para que nada asome a los medios de comunicación es tan lógico como comprensible y algunos de los consejeros con los que mantenía contacto, me han solicitado un tiempo de alejamiento y de ausencia de información para no calentar todavía más el ambiente social de la entidad blanquilla.
Cualquier periodista que se precie tiene confidentes en la directiva, en el vestuario, en el entorno más próximo del club y hasta en los medios que son competencia para saber qué se cuece e interpretar los gestos de personas, entidades e instituciones.
Lo que ha ocurrido esta mañana se veía venir: primero fue el cese de Marcelino, después de ponerle por encima a Prieto y Poschner y dejar de tener la confianza del dueño. Se marchó también Luis Sol, director de comunicación. Luego, el intento de hacer venir a Víctor Muñoz para colocarle de parapeto ante la afición. Como no funcionó, se ha traído a Nayim para que el sentimiento zaragocista atenúe las protestas del público. Ahora se trata de echar a determinados futbolistas de la plantilla como los chivos expiatorios del desastre deportivo y esta misma mañana, que Bandrés asuma la total responsabilidad del proyecto deportivo y social del Real Zaragoza, después de una inesperada y agónica reunión con representantes de las peñas..
Agapito ha quemado prácticamente toda su pólvora, aunque supongo que fichará a consejeros de iportancia en la historia zaragocista para acallar las voces críticas y poner una muralla defensiva que evite un ataque frontal de la masa social, aficionados y seguidores del Real Zaragoza.
Se trata de la crisis más grave de la historia del club, con unos hechos que no se habían producido en ningún club de primera línea. Que yo recuerde, en ninguna entidad había dimitido en pleno un consejo de administración. Y mientras tanto, la crisis económica es la mayor de la historia, el equipo está en puestos de descenso y es el conjunto más goleado de Primera División.
En una cosa tiene razón Agapito Iglesias: hay que modernizar el club, él es el máximo responsable de todo lo que ha ocurrido y hay que buscar una solución.
Agapito también le ha echado un órdago al Gobierno de Aragón y le ha solicitado más apoyo, el mismo según sus palabras, que en la época de Soláns. Por último, ha prometido que hará un Real Zaragoza grande y que no se descenderá a Segunda División.
De momento, el domingo se juega la primera final en la Romareda.