jueves, 18 de noviembre de 2010

La historia interminable

Agapito devora entrenadores. Cuando dijo el domingo por la noche que Gay seguiría hasta Getafe, la mayoría fruncimos el ceño y no nos lo creímos. Tanta ratificación termina en cese fulminante y Gay no gozaba de la confianza del presidente desde que llegó al banquillo zaragocista. Era un entrenador provisional y solamente la negativa de diferentes entrenadores por motivos económicos permitió el asentamiento de Aurelio como primer entrenador. Llamó a Nayim y el carisma del inolvidable ex futbolista blanquillo nos cautivó a todos porque le dio al vestuario la frescura, sinceridad y carácter que le faltaba.

Se consiguió la permanencia y se volvió a dudar de Gay. Otra vez se mantuvo al frente del club porque nadie quiso venir sin asegurarse el cobro ni fichar futbolistas. El madrileño tragó con una plantilla limitada y descompensada y fracasó a la hora de rentabilizar sus efectivos. Estaba sentenciado desde el 3-5 de Málaga y aguantó hasta que anoche Aguirre dijo "sí" a las condiciones de Agapito que le convenció para arriesgar su prestigio en su regreso a la Liga española.

Aguirre me parece un entrenador experimentado, enérgico y de gran valía. Conoce la Liga española y sabe lo que es ser cesado de un club grande y peculiar, como el Atlértico de Madrid. Jugará sus bazas y ganará o perderá la apuesta con su criterio, sin que nadie le influya. Es una gran oportunidad para el ex seleccionador mexicano que necesita volver al circuito y qué mejor que en la compeición española.

Para este viaje, en cualquier caso, no necesitábamos alforjas. Lo mejor hubiera sido ficharlo después del Mundial y diseñar una plantilla de garantías. Es la historia interminale, una huída adelante de Agapito que dejará los cadáveres necesarios por el camino antes de asumir que el principal culpable del desastre zaragocista es él mismo.