A lo largo de esta semana he escuchado, en las diferentes comparecencias de los jugadores en la sala de prensa, que la plantilla se sorprende por las críticas de los medios de comunicación. Babic dijo que se había jugado muy bien en Málaga y que solamente la mala suerte impidió un triunfo en la Rosaleda; además, dejó claro que no estaba de acuerdo con la actitud de la prensa sobre la eliminación de la Copa.
Parecido fue lo que dijo Paredes al día siguiente, que se mostraba ojiplático ante la actitud de quienes comentamos la actualidad del Real Zaragoza. Manifestó con sorna que si ganan los dos próximos partidos, hablaríamos de la UEFA. Como si fuéramos estúpidos, o no conociéramos la realidad del club. Para empezar, primero tendrán que ganar y, si lo hacen, solamente estarán cumpliendo con su obligación.
¡Manda huevos! queridos amigos. Siempre tenemos la culpa los mismos, la afición porque no anima lo suficiente y los periodistas porque buscamos la desestabilización del club por las críticas. Pero no es culpable Agapito por llevar al club a donde está, con la mayor deuda de todos los tiempos y con una plantilla que su amplia nómina de técnicos no ha sabido hacer mejor. Y con un presidente que calla y traga, o un entrenador que busca una salida a esta pesadilla a través de su despido.
Gladiadores de lujo que no pelean, directivos de postín que se esconden en la cueva para no dar la cara ante una masa social que pide explicaciones y necesita que les cuenten la verdad. Millonarios venidos a menos que se escudan en un pasado glorioso para vivir un presente inapropiado para la historia de este club.
Y guardan un silencio cobarde, quizás porque su discurso no se lo crea nadie, o no les importe nada más que su negocio.