sábado, 30 de abril de 2011

Yo también estuve allí

No hay satisfacción mayor en el fútbol que un triunfo contra pronóstico en un estadio adverso y cuando nadie da un duro por ti. Y si ese triunfo es el estadio Santiago Bernabéu, miel sobre hojuelas. La victoria en el feudo merengue fue brillante, espectacular y merecida, totalmente justa y con un planteamiento táctico y ejecución sobre el terreno de juego incontestable.

Es la cuarta en la historia del zaragocismo y he tenido el honor y la fortuna de estar en las cuatro, de radiar todos los triunfos blanquillos en el viejo Chamartín. Quizás no haya sido tan espectacular como la del 1-5, pero esta tiene muchísimo mérito por la situación, los antecedentes y el momento, de absoluta necesidad para lograr la permanencia en la Primera División.

Mi enhorabuena a Javier Aguirre, fundamental en la reconstrucción de un equipo destrozado hace unos meses y que ha sabido transmitir a los jugadores una energía vital que nos permite seguir luchando por evitar el trauma de un descenso que sería una tragedia. También a la plantilla, que merecen el aplauso por su intensidad y, especialmente a la hinchada blanquilla que tiene fe en una ilusión que ni Agapito ha podido quitarle al zaragocismo.

Y ahora, a jugar el partido más importante del siglo XXI. Con respeto a un adversario complicado y muy difícil, pero con la moral que otorga ganarle al Madrid en su estadio.