domingo, 9 de enero de 2011

Un club perjudicial para la salud

Este es el circo de los horrores y no el que ha estado instalado durante las Navidades en la plaza de Toros. Un cachondeo inaceptable, un espectáculo tan burdo y grosero que invita al vómito. Da vértigo pensar en qué manos estamos y el nivel de podredumbre que corroe al Real Zaragoza. Es calamitoso ver un equipo muerto, rendido, que expone su yugular al depredador para que rasgue su cuello y devore con ansiedad a la víctima.

¿Qué se ha creído esta banda de incompetentes? Lo que han hecho en Cornellá es un insulto al zaragocismo y deberían pagarlo con la vergüenza que no demuestran sobre el terreno de juego. Resulta de todo punto inaceptable ir al degolladero con tan poca dignidad y fracasar de nuevo lejos de la Romareda, haciendo sufrir a la gente que ha acudido al estadio españolista para animar a unos supuestos profesionales que no se gana el sueldo ¿que cobran?

El Real Zaragoza es un club perjudicial para la salud de sus aficionados. Un insulto a la inteligencia de miles de seguidores que se ven engañados todos los días desde hace cuatro años por los rectores del club, sus técnicos y su plantilla, una colección de fracasados que, si se salvan, será gracias a la fortuna o al milagro más increíble. Y todo pasa porque fichen a alguien con la suficiente entidad y categoría para que este equipo no se convierta en el hazmerreír de la Liga.

Lo siento pero me siento insultado, provocado y ofendido. Ya está bien de tanto padecer y arrastrar la historia de una entidad por el fango. Por Dios, que alguien nos salve...