domingo, 16 de enero de 2011

Terminó el primer acto de la Liga

No es suficiente una tercera victoria, tan sufrida y ajustada como las dos anteriores para satisfacerse de una primera vuelta convulsa y tan pobre de fútbol. Se han conseguido dos puntos más que en la temporada pasada a estas alturas, es cierto, pero el futuro pinta peor que entonces. Sin fichajes, con la afición destrozada y la convicción de que el segundo acto de la competición discurrirá por los mismos derroteros que el primero. Ganarle al Levante con el drama vivido de los últimos minutos solamente desgasta todavía más a la plantilla y a la afición.

Incluso el quipo granota, el peor de la Liga en estos momentos, demostró un esquema mucho más claro y definido que el blanquillo. Aquí Aguirre todavía no ha diseñado un sistema determinado y se dan bandazos tanto en la alineación, como en el posicionamiento de los futbolistas obre el terreno de juego. No me gustó que coincidieran Ander Herrera y Boutahar, ambos con mucha calidad pero sin recorrido por la banda. Prefiero, pese a su anarquía, a Bértolo, mucho más resolutivo en el contragolpe y que juegue por la izquierda, no a banda cambiada por Lafita.

Tampoco estoy de acuerdo con el "Vasco" sobre Sinama; para mi, este futbolista no encaja en el modelo zaragocista y es más consistente como punta Braulio pese a sus carencias. Además, merece una oportunidad por su talante, su forma de ser y su discreción en los peores momentos. Y, por supuesto, me parece una estupidez prescindir de Ponzio. El argentino soluciona los problemas en el centro del campo y le da una contundencia que en absoluto se observa con Edmilson, un ex futbolista de muchísima historia pero sin condiciones para disputar la competición española.

Gabi ha demostrado ser un capitán solvente sobre el terreno de juego y que da siempre la cara fuera, ante los medios. Me alegro de su consolidación como futbolista aunque me apena que sea el mejor en el peor momento del Real Zaragoza.

Por último, la persistencia de Agapito en sentarse en el palco presidencial y seguir al frente del club me parece enfermiza. A nadie que yo conozca le apetecería asomarse permanentemente al balcón del desprecio, el rechazo y la crítica de toda la afición. Que no venda el club parece un capricho personal que puede terminar con el Real Zaragoza. Que no con su afición, que seguiría viva pese a la desaparición del club.