martes, 28 de diciembre de 2010

Hastío y desilusión

Comenzar el año cansado es lo peor que hay cuando el futuro es tan incierto. La falta de moral, la escasa capacidad de combate, el deseo de abandonarme a mi suerte, recorren mi cuerpo. Harto de luchar tengo la tentación de rendirme y acabar con tanto sufrimiento dejándome llevar por la corriente de hastío y desesperación. Ni un par de días de asueto me han dado fuerzas para continuar. Y lo peor es que la gente ya se ha dado por vencida y asume lo que venga con resignación. Me da la impresión que se va a dejar morir al Real Zaragoza sin que nadie haga nada por evitarlo y que esa desgracia caerá sobre nosotros como una maldición bíblica. Porque esta ciudad sin fútbol terminará desorientada y fuera de los circuitos, olvidada de los medios de comunicación y arrojada fuera de la realidad para siempre. En esta profunda crisis lo peor es perder los valores intangibles y disolverse en la nada, cercenando nuestra capacidad de crecimiento.

Son días difíciles, momentos de abandono, años de profunda decepción. Con un tremendo esfuerzo solamente para sobrevivir, muy lejos de otras situaciones mucho más benévolas y con posibilidades de soñar. Que es el primer paso para realizar nuestros deseos.