Ya era hora que dejásemos el muro de las lamentaciones para formar parte de quienes son recriminados por su fortuna. la suerte le echó un capote al Real Zaragoza en su partido frente al Español y hay que saber disfrutar de ella. No me importa que existan dudas sobre el penalty señalado sobre Ander Herrera, que volvió a ser determinante pese a no salir como titular. Tampoco me preocupa que los "periquitos" se muestren ofendidos por el arbitraje de Iturralde, que nosotros hemos padecido en muchas ocasiones por circunstancias tan baladíes como su antipatía con Chechu Rojo. Hay que respirar aliviados y dejar que los demás eleven sus quejas al empedrado, por una vez y ojalá que sirvan de precedente.
Pero no nos engañemos; el equipo jugó tan mal como siempre y estuvo a punto de empatar o incluso de perder el partido. Roberto salvó una ocasión de gol y en la primera parte solamente se disparó con peligro en una ocasión. Faltó talento y creación de juego ante un equipo que apenas se jugaba nada y con futbolistas del filial. De no haber sido por el lanzamiento del máximo castigo es muy posible que el partido hubiera terminado con empate a cero, pero no nos movamos en las hipótesis sino en la realidad y ésta es tan favorable a nosotros como el 1-0 del final del partido.
Está claro que el Real Zaragoza ha ganado mucho con la implantación de una columna vertebral que no existía con Marcelino. La presencia de Roberto ha sido fundamental para evitar la sangría de goles en contra, ayudado por una pareja de centrales que se complementan a la perfección, como Jaroskic y Contini. Los dos han mostrado una complicidad que les hace mantener muy alto el listón defensivo de la plantilla. Y arriba, tras el efecto gaseosa de Suazo cuya capacidad goleadora se ha visto complicada por jugar en punta sin la compañía de otro delantero, Colunga ha ofrecido un repertorio de goles que le hacen apetecible para seguir vinculado al club.
El equipo cambió cuando se produjo la hemorragia contratadora de Agapito, con una plantilla diferente que dio un vuelco en sus resultados hasta conseguir 26 puntos en 17 partidos en esta segunda vuelta, que aún podría ser más brillante si la plantilla no se va de vacaciones antes del final de esta terrible Liga. Y es que para ser competitivo en esta Primera División hay que disponer de una plantilla compensada, equilibrada, implicada y comprometida. Y, si se puede, incluso con futbolistas de calidad. Con lo que había a finales de agosto estaba cantado el fracaso, pero las luchas intestinas del club terminaron en un fracaso rotundo que estuvo a punto de llevarnos a Segunda.
Ahora vuelve a ser el momento de Agapito. De definirse sobre cuál va a ser el papel del Real Zaragoza en la Liga, del proyecto a medio y largo plazo que desea construir. La experiencia de este año no debe perderse por el sumidero y tendría que hacer crecer al club para consolidarse y asumir retos de mayor calado que la permanencia.