Se sufrió otra vez en la Romareda, pero llegó Ponzio al final de la primera parte y rompió la táctica empleada por Muñiz para ahogar al Real Zaragoza en el centro del campo. A veces el empeño personal supera el sistema colectivo y un disparo desde fuera del área aclara las ideas, menos limpias que la semana pasada frente al Valencia.
El equipo de Gay salió menos enchufado al partido, quizás por la lluvia, quizás por el peso de la responsabilidad, quizás porque no estaban tan estimulados como ante los levantinos. Partidos como éste son los que te hacen sumar de seis en seis, o de cuatro en cuatro, en el peor de los casos. Y todos sabíamos que iba a ser muy difícil ganar porque los andaluces podían haber respirado tranquilos con el empate que se vinieron a llevar del coliseo zaragozano.
Hemos superado los treinta puntos y nos quedan cuatro victorias para asegurarnos la permanencia. Esa es lo conclusión más positiva, así como la seguridad defensiva que da Roberto bajo los palos y una zaga compuesta por Diogo, Jarosik, Contini y Ponzio. También fue muy gratificante que Humberto Suazo marcase su primer gol en la Romareda; eso le dará más tranquilidad en los próximos encuentros y favorecerá que amplíe su capacidad anotadora.
Es una lástima, por último, que en el club crean que está ya todo hecho y comiencen a poner pegas a los periodistas a la hora de trabajar en la Romareda. Se nos ha pedido que ayudemos, que apoyemos, que animemos a la gente en estos momentos difíciles. El sábado los micrófonos inalámbricos tuvieron muchos problemas para realizar su trabajo y, en algún caso, aparecieron los empujones. Deseo que sea solamente la actitud de uno o dos guardias de seguridad en un exceso de celo profesional y que volvamos a poder trasladar a nuestros oyentes las palabras de los futbolistas, deseosos tras una victoria, de expresar su alegría a los aficionados.
Exigo que así sea.