lunes, 8 de marzo de 2010

Falta de ambición

La afición se apagó como la luz al sucumbir ante una tormenta. Toda la tensión acumulada durante más de noventa minutos desapareció en el ambiente al marcar el empate el Atlético de Madrid. Resulta de todo punto incomprensible cómo, con un hombre más sobre el terreno de juego, fue imposible mantener la exigua renta conseguida al comienzo del partido. Se perdieron dos puntos que pueden resultar vitales para la permanencia, si tenemos en cuenta que Barcelona y Valencia son los próximos invitados a la Romareda. Y cinco puntos pueden parecer muchos, pero resultan insuficientes en casos de necesidad.

Gay no interpretó bien el partido y prefirió amontonar hombres en el centro del campo para hacer más pesado el ataque rojiblanco. Pero, tras la expulsión de Reyes, tenía que haber situado a Colunga al lado de Suazo para fijar a los defensas atrás y crear más huecos para conseguir un segundo gol y matar el partido. Quedar a merced del Atlético de Madrid durante casi toda la segunda parte no parece el mejor sistema para ganar los partidos. Funcionó contra el Sevilla, pero no siempre se puede mantener la puerta a cero y menos cuando la urgencia aprieta.

De uno en uno es muy difícil llegar a los cuarenta y dos puntos que parece se necesitarán para mantener la categoría porque aún falta una eternidad para conseguirlos y cada vez falta menos Liga. Me da la impresión que falta una vuelta más a la cuestión psicológica, que todavía existe una debilidad latente en la plantilla que les impide mantener una regularidad en la Romareda, donde resulta muy difícil ganar. Y es en casa donde hay que cimentar la permanencia, como hacen el resto de los clubes que luchan por eludir los puestos de descenso.

Ahora consiste en ganar en Santander, un campo propicio para el Real Zaragoza y que debe suponer la tercera victoria fuera de casa. Y, en el mejor de los casos, solamente serían 28 puntos acumulados en el casillero, a la espera de un Barcelona que desea salir de la crisis con otra goleada como la consumada en su estadio al comienzo de la Liga. messi, Ibrahimovic y compañía ya se están relamiendo con delectación a la espera de romper, furiosos, las redes de la portería de Roberto.