Después de contemplar la derrota del FC Barcelona a manos del Kazan Rubin, se me viene a la cabeza la posibilidad de que los catalanes exploten contra el Real Zaragoza el domingo. Siempre nos toca ser la medicina que sana a los adversarios, especialmente cuando éstos son de un alto nivel. No es normal que en Sevilla tengan la puntería desviada y terminen con el marcador a cero, y que frente a los rusos terminen perdiendo el partido con una eficacia cercana al cien por cien en el disparo a puerta.
Sé que algunos dirán que me sale la vertiente pesimista, que no creo en las posibilidades del equipo, que siempre pienso en que las desgracias se cebarán en nosotros. Pero solamente cabe recordar el encuentro jugado en el Vicente Calderón, con la necesidad absoluta de ganar para no generar una guerra civil en el seno del equipo colchonero y el cese de Abel Resino. El Atlético necesitaba ganar y ganó, aunque le pitasen dos penalties en contra y mereciera el empate el Real Zaragoza.
Dicen que Xavi e Iniesta no están bien, que a Messi le está perjudicando su enfrentamiento con Maradona, aunque él no diga ni pío, y que la defensa es fácilmente desbordable, con la ausencia del lesionado Alves. No me fío, porque la capacidad goleadora de Ibrahimovic y compañía es letal y solamente falta que encuentren el filón y nos pasen por encima.
El Real Zaragoza ha perdido a Ponzio, el único que podía poner cierto orden en el centro del campo. Y que junto a Gabi y Abel Aguilar, seguramente compondrían un trivote de garantías. Porque Pennant no marca, Jorge López tampoco y el nutrido centro del campo barcelonista tiene muchísima calidad y es especialista en aprovechar los huecos que dejan los adversarios y qye, en el caso de los blanquillos, son muchos.
Para colmo, y aunque siempre ha marcado en las siete primeras jornadas de Liga, la delantera no tiene gol. Y si marca, no termina ganando porque solamente ha sumado dos victorias esta temporada.
Lo miremos por donde lo miremos, la cosa no tiene buena pinta. Y prefiero prepararme para soportar un partido larguísimo con muchas posibilidades de goleada, que acudir con la inocencia de un cordero al degolladero. Ojalá gane el Real Zaragoza, que lo celebraré de corazón, porque es lo que más deseo, pero todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión, nuestros sentimientos y nuestras sensaciones. Incluso yo mismo.