domingo, 17 de enero de 2010

Instalados en la depresión

Sinceramente esperaba que el Real Zaragoza le ganase al Xerez. Ni por un momento pensaba en que se podía tropezar otra vez, que la Romareda iba a tomarse a cachondeo por el colista. ¡Vaya estadio! Es un chollo para cualquiera acudir al estadio municipal, escenario de grandes gestas zaragocistas y que hoy es un lugar sencillo para cualquiera. Esta visto que no le ganamos a nadie y que esta primera vuelta se ha convertido en una auténtica pesadilla, una película de terror con una pinta muy mala y donde parece que vaya a morir hasta el apuntador.

Agapito ha pensado que cargándose a Marcelino, prescindiendo de su consejo de administración y moviendo el mercado, todo iba a cambiar. Pero ni las reuniones con las peñas, los mensajes de móvil con los fichajes ni su "hoja deportiva", han evitado los gritos de unos aficionados que se han prolongado desde el final del partido hasta una hora después, en la calle, mientras salían los futbolistas bajo el insulto de "mercenarios". Poschner y compañía han salido por la puerta de atrás, con el cuello de abrigo tapándole la cara, con el paso rápido para evitar ser reconocidos.

José Aurelio Gay comienza a ser discutido por la afición. No ha sido el revulsivo necesario para darle otro aire al equipo y su sistema de juego quizás no sea el adecuado para los futbolistas que tiene. Se le discutieron los cambios de Suazo y Lafita con un rival disminuído y que demostró la vulgaridad de su juego. La gente piensa que es la prolongación de Agapito y que hace lo que le manda Poschner. No lo sé, no he hablado con él y, por supuesto, tampoco con el director general.
Pero lo cierto es que los jugadores del Real Zaragoza están instalados en la depresión y que Gay no ha demostrado ser un buen psicólogo.