domingo, 13 de septiembre de 2009

Ya vale de tantas tonterías

Estoy harto de escuchar que los medios de comunicación tenemos que ayudar al equipo, que nuestras críticas tienen que ser más suaves y que debemos remar todos en la misma direccción. Ya vale de tantas tonterías y llamemos a las cosas por su nombre, que a la postre, es mucho más ético que poner paños calientes e intentar desviar la vista sin querer darnos cuenta de las cosas que ocurren.

El sábado el Real Zaragoza perdió por 4-1 en Sevilla y punto. Luis Fabiano y compañía nos metieron una goleada por su sitio y, además, tuvieron un par de ocasiones que terminaron en los postes. Que sí, que posiblemente el árbitro no nos echó una mano y se equivocó. Vale, que después del gol anulado a Arizmendi llegó el tercero, de hermosísima factura, de Perotti. Pero, al final, 4-1 y los números son tan contundentes como irrefutables.

La plantilla del Sevilla no tiene nada que ver con la del Real Zaragoza. Ves su alineación inicial y te estremeces, pero le echas un vistazo a su banquillo y te entran escalofríos. De diez veces que nos enfrentemos en su estadio al Sevilla, perderemos nueve y cinco, por goleada.

Pero eso ya se sabía en la pretemporada, cuando nos vimos las caras con el Numancia y el Getafe. También al final del mercado de verano, donde se hizo el ridículo la noche de marras. Y, por supuesto, cuando se venció por la mínima al Tenerife en el debut liguero de la Romareda.

Marcelino tiene una defensa frágil, sin recambios, con muchos problemas a la hora de acometer un partido sea quien sea el rival. Y, además, sin posibilidades de mejorar mucho la alineación titular porque el fondo de armario es de escasa veteranía en lides mayores.

No nos engañemos; que sí, que hubo un rato en que se jugó bien, que el Sevilla no aplastó al Real Zaragoza, que si no llegan a anular el gol de Arizmendi se habría jugado otro partido...

Pero al final, 4-1. Inapelable, inmutable, redondo para la historia. Y al que le parezca que exagero, lo siento mucho porque es lo que pienso y tengo derecho a expresar libremente mis ideas. Que ni soy una ONG ni me paga el club para dulcificar las derrotas. Todo lo que se ha hecho mal en la pretemporada está ya pasando factura. Y que habrá que animar al equipo en la Romareda el domingo frente al Valladolid. Pero no los periodistas, sino los aficionados, que tienen la obligación moral de apoyar a su equipo hasta el final.