Era muy importante ganar el domingo porque el triunfo en Tenerife se logró por la heroica en ocho minutos, después de una primera hora deficiente de partido. Mucho más templados, con los nuevos ugadores más asentados y una formidable afición, el equipo de Gay se enfrentó de igual a igual a uno de los mejores equipos de Europa.
Es cierto que Jiménez reservó a algunos de sus efectivos para la vuelta de la Copa y que los andaluces están con la cabeza en la final de esta competición y en la Liga de Campeones, pero había que echarle muchos bemoles sobre el terreno de juego y es de agradecer la intensidad puesta en la primera parte por los zaragocistas.
Y eso que se lesionó Paredes al comienzo del partido, lo que restó un cambio más al final y obligó a remodelar el equipo, donde la disciplina táctica y la escasa abundancia de errores favoreció que siempre diera la cara el conjunto blanquillo y se adelantase, sobre todo en la primera parte, a las acciones del Sevilla.
La conexión entre Colunga y Suazo funciona, del mismo modo que la experiencia de Contini, con muchas ganas de triunfar y con un excelente resultado en su juego. También expresa su intención Eliseu, que trabajó mucho arriba y abajo para mantener un alto nivel. En general, todos ofrecieron un repertorio de concentración y de ganas, de una implicación que no se vio en la primera vuelta del campeonato.
Ahora tenemos derecho a disfrutar durante un par de días de este triunfo, que nos deja fuera de las posiciones de descenso. Y con la libertad de pensar en darle un disgusto al bueno de Onésimo y ganar en un campo que no es muy favorable, pero que el próximo domingo debe convertirse en un objetivo necesario para sumar los tres puntos.